SOLTAR ES PERDONAR

Cada vez que miramos nuestro pasado, recordamos y resentimos heridas viejas, un hilo invisible nos mantiene atados a esa experiencia, estamos de algún modo con un pie en este presente y de un modo muchas veces inconsciente anclados a ese lejano escenario.


Soltar es perdonar, agradecer lo aprendido, comprender y de paso  valientemente cortar ese hilo que nos detiene y nos frena sutilmente a nuevas experiencias y nuevos caminos.


Soltar es un acto de rendición, sin negar lo pasado, ni tampoco olvidar lo sentido y experimentado, es un acto sagrado de honrar lo que esa experiencia nos enseñó, la forma que lo vivido nos moldeó como un cántaro en manos de un divino alfarero.


Soltar no es dejar caer o caernos al vacío, temiendo la caída o resignados al golpe, es quizás un vuelo dirigido, con el viento a favor, disfrutando el viaje y el lugar al que nos llevará.


Soltar es desprenderse, atreviéndonos a estar desnudos de todo aquello que nos aprieta o incomoda, es vestirse con nuevos ropajes, más ligeros, coloridos y sutiles, mirando en un

rincón los viejos vestidos despidiéndolos sin mirar atrás.


Soltar es también un acto de confianza, tener la sabia certeza que aquello que dejamos ir dará espacio para que otros caminos, experiencias y personas inunden nuestros días, perfumándolo con nuevos aromas, sonrisas y abundancia.


Soltar es fluir en las mareas y vientos de la vida, dejarse llevar livianos de equipajes por las nuevas horas y proezas, ajustando el cinturón de vez en cuando, mirando el paisaje soleado o de días nublados, es un acto constante de fijar nuestra dirección y hogar en el

Aquí y el ahora.


Tolska Barrientos Schlie

Maestra Gendai Reiki Ho

Terapeuta Floral

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