LAS GUERRAS QUE MANTENEMOS
Cuando no somos capaces de escuchar a otros y sólo esperamos imponer nuestro punto de vista, sostenemos una pequeña guerra.
Cuando nos sentimos superiores a otros por cualquier razón, cualquier color, ideología, por los números de nuestras cuentas o las experiencias y aventuras acumuladas, sostenemos una pequeña guerra.
Cuando nos atrapamos en rencores, alimentamos viejas heridas, profundizando en los defectos de los otros y los dejemos correr en una marea dechismes y palabras, sostenemos una pequeña guerra.
Cuando permitimos que la vida frenética nos haga sus prisioneros, corriendo, maldiciendo, tocando la bocina, exigiendo y perdiendo la paciencia frente a pequeños o grandes eventos, alimentamos la guerra.
Cuando teniendo la posibilidad de ayudar, miramos hacia otro lado, desviamos el camino, escogemos el silencio cómplice o quedarnos en nuestro mundo cómodo, alimentamos la guerra de la indiferencia.
Cuando nos perdemos en el mundo exterior, en el estatus, en las recompensas inmediatas, en el ruido, las apariencias y el consumismo, estamos iniciando una guerra con nosotros mismos.
¿Qué parte nuestra está en guerra?
¿Qué parte de nuestra vida es odiada o no aceptada por nosotros mismos?
¿Qué parte de mi cuerpo o personalidad no somos capaces de mirar, a veces ni siquiera al espejo?
¿Qué personas de mi entorno, provocan en mí emociones que me hacen perder la calma?
¿Qué situaciones me sacan de mi centro y me veo reaccionandoa ello de manera desmesurada?
Todos tenemos guerras que libramos, algunas duran un día y otras pueden durar cien años.
Algunas son guerras que están sólo en nuestra mente y otras nos llevan a tirar la primera piedra, romper relaciones y corazones.
Algunas guerras tienen su frente de batalla en nuestra propia vida, acostumbrándonos a poner el pecho a las balas.
Algunas guerras las vivimos en trincheras solapadas y otras guerras las vivimos a campo abierto sin protección y sólo con la consigna de ser ganadas.
Algunas guerras son virtuales, destilando desamor en las redes y otras pueden llegarnos a tirar bombas de destrucción y muerte a nuestro paso.
Cuando miremos esas guerras internas que aún sostenemos y seamos capaces de llegar a acuerdos, mediar y tender puentes con nosotros mismos, seremos capaces de iluminar esos rincones, perdonarnos, perdonar y comprender.
Comprenderemos que la guerra terminará cuando nuestro interior encuentre la paz.
¡Comprenderemos que cuando cesa la guerra que llevamos dentro, emerge el amor y el amor es paz!
Tolska Barrientos Schlie
Terapeuta Floral
Maestra de Gendai Reiki Ho
Numerología Terapéutica
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