ACTUAR DESDE LA COMPASION

La compasión puede ser definida como un sentimiento que surge cuando una persona se da cuenta del sufrimiento de otra persona, siente empatía por esa persona, y toma medidas para aliviar ese sufrimiento.


Involucra entonces tres aspectos esenciales: percibir el sufrimiento de otro ser humano, sentir empatía al respecto y tomar medidas para aliviarlo. Es decir, alinear nuestra mente, nuestro corazón y nuestra voluntad desde un llamado espiritual.

La compasión juega un rol fundamental en la construcción de una nueva sociedad más solidaria y humanizada que ponga cada día más énfasis en las acciones concretas nacidas desde del amor.


¿Nos podemos permitir la falta de compasión frente al sufrimiento que nos rodea? ¿Ante enfermedades o limitaciones físicas y/o mentales? ¿Ante necesidades las económicas, materiales, alimenticias y/o laborales? ¿Ante las migraciones y desarraigos de tantas personas? ¿Ante la desesperanza, la soledad o el abandono de otro ser humano? No, no podemos si comprendemos y creemos que finalmente el bien de uno es realmente el bien de todos, porque sino nos engaños en una ilusión colectiva de bienestar aparente y egoísta.


¿Cómo entonces desarrollar una actitud que genere acciones compasivas?

Nuestro primer paso puede ser tomar consciencia que en la práctica significa darnos cuenta, ver con atención y sensibilidad las situaciones que afectan a quienes nos rodean.

El segundo paso es sentir empatía conectándonos emocionalmente con lo que alguien siente; se trata de un estar junto al otro desde la sintonía del corazón.


Y finalmente, dar el paso de actuar mediante acciones concretas que alivien, reconforten, animen, den esperanza o compañía en momentos difíciles para la persona, como, por ejemplo, un ayuda material y/o económica, un abrazo, una palabra de aliento, un rato de compañía, cargar un paquete, trasladar en un vehículo, pagar un desayuno o un almuerzo, comprar un medicamento, etc.


La sugerencia es siempre empezar por quienes tenemos más cerca y por quienes la vida nos pone delante de nuestro camino y que terminan siendo nuestros maestros para la enseñanza real del amor.

 

Hernán Patricio Díaz

Psicólogo – Terapeuta Transpersonal

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